Charlas EF: Gustav Björling
La primera vez que conocí a Gustav, me di cuenta de una cosa inmediatamente: este chico era refinado. Blazer de tweed, mocasines de doble hebilla, pantalones ajustados y calcetines de color rosa. Sí, calcetines de color rosa. Ah, y llevaba puesto uno de esos provocativos brazaletes de Ung Cancer (dejaré que adivines lo que dice). Dejando aparte su llamativa buena apariencia escandinava, Gustav ha visto y hecho mucho desde la primera vez que le conocí, hace diez años. Cuando tenía 14 años, Gustav se apuntó a un curso de EF en el extranjero, en Saint-Raphael, Francia. Esa experiencia le dejó una impresión duradera que le inspiraría para vivir y trabajar en el extranjero, puede que incluso haya sido lo que originó que acabase sentado a mi lado para unas prácticas en EF. Pero, para evitar una presentación ya extensa, señores y señores, permítanme presentarles al Sr. Gustav Björling.
Gustav, ¿puedes empezar diciendo tu nombre, edad, de dónde eres, y dónde vives?
Claro, me llamo Gustav Björling, tengo 24 años y nací y me crie en Estocolmo, Suecia. Actualmente vivo en Zúrich, Suiza.
¿Qué te traes entre manos?
Bueno… Estoy a punto de terminar mis prácticas de verano de marketing en EF Education First. Aparte de eso, me encuentro en medio de dos trayectorias profesionales muy diferentes. Acabé aquí en Zúrich cuando acabé mi trabajo de fin de carrera en Ciencias Económicas y Empresariales en la universidad sueca de Umea. La idea de trabajar en marketing para EF dio un giro repentino hace un mes cuando me aceptaron en el programa de arquitectura del Royal Institute of Technology de Estocolmo. Ser arquitecto fue siempre mi sueño de la infancia y, aunque echaré de menos EF, ¡no podría estar más contento con la noticia!
Vaya, espera, empresariales, marketing y ¿ahora arquitectura? Antes que nada, enhorabuena, pero ¿cómo ha sido eso?
Siempre me ha gustado dibujar y crear cosas, y soy un friki de diferentes tipos de tecnología. Llevo dos años solicitando la admisión al programa. Así que me imagino que se debe en parte al trabajo duro. Por supuesto, en estas cosas siempre influye un poco la suerte, pero sí, estoy entusiasmado por empezar.
Vamos a retroceder un poco en el tiempo. ¿Cuándo y dónde estudiaste con EF en el extranjero?
Hice un curso de idiomas en el extranjero con EF en Saint-Raphael, Francia, cuando tenía 14 años. Diez años más tarde, miro hacia atrás y me doy cuenta de que ese viaje fue bastante revelador. La vida en Saint-Raphael fue totalmente diferente de la vida en Estocolmo. Me encantó la emoción y la novedad de todo ello, y quería viajar por el mundo cuando me hiciese mayor… y así lo hice.
Entonces, después de vivir y estudiar en Saint-Raphael, ¿cuánto tiempo pasó hasta que te empezaste a viajar?
Pasaron unos cinco años antes de que pudiese viajar frecuentemente. Pero, tan pronto como acabé mi educación secundaria superior en Estocolmo, ¡ya estaba en marcha! Me fui en autobús a Austria, donde asistí a un curso de instructor de esquí y conseguí un trabajo para la temporada. Estuve allí casi medio año antes de volver a Suecia.
Entonces, después de hacer un adiestramiento militar en el sur de Suecia, sentí de nuevo la llamada de las montañas y me fui para trabajar como instructor de esquí en Verbier, Suiza. Allí, en la parte francófona de los Alpes Suizos, usé el francés que había aprendido con EF y estudiado en la escuela para formar a mis jóvenes alumnos. Fue una experiencia genial.
¿Cómo acabaste haciendo prácticas en EF?
Después de ese invierno en Verbier, volví a Estocolmo y no sabía muy bien qué hacer después. De nuevo, sabía que quería algo diferente. Decidí probar una nueva experiencia en Suecia y me matriculé en la universidad de Umea, en el norte de Suecia. Estando en Umea, me aceptaron para hacer un semestre de intercambio en la universidad de Zúrich. Cuando estaba en Zúrich, pensé que debía encontrar un trabajo de verano y, después de que me recomendasen en una cafetería que lo buscase en EF, solicité el puesto y lo conseguí. Miro atrás y me parece sorprendente estar trabajando en la misma empresa con la que estudié en el extranjero. Pero, aquí estoy, y he disfrutado las prácticas casi tanto como mi viaje a Saint-Raphael.
Vaya, menudo ir y venir. Me encanta que hayas usado tu francés para trabajar como instructor de esquí. Para alguien de tu edad, has viajado bastante. En tu opinión, ¿cómo han influido los viajes en la persona que eres hoy en día?
Ya se sabe, como con la mayoría de las experiencias, no es lo que haces, sino con quién lo haces. A lo largo de mis viajes, he hecho amistades para toda la vida. Además, estoy seguro de que haber salido de mi zona de confort y explorado nuevas culturas y países me ha hecho una persona más independiente.
¿Cambia la forma de viajar y vivir al hablar cuatro idiomas (sueco, francés, alemán, inglés)?
De los tres idiomas que he aprendido, puede que el inglés sea el que mejor hable. Lo bueno del inglés es que con él puedes comunicarte con muchísima gente. He hecho amigos, he ido a la escuela y he empezado mi carrera internación aquí en EF. Es el idioma común del mundo, creo. Y aunque todavía no domino el francés ni el alemán, hablar los dos a un nivel de conversación me ha permitido relacionarme con los lugareños y vivir experiencias más satisfactorias en mis viajes.
Como hombre internacional misterioso (con calcetines de color rosa), ¿tienes algún consejo para la gente que quiere vivir una vida más internacional?
Mmmm, bueno, el consejo perfecto no existe, porque la situación de cada persona es diferente, pero probablemente recomendaría, aunque suene a tópico, que se atrevan a ir al extranjero y que, aunque echen de menos su país al principio, se den un tiempo antes de volver. Todos sentimos nostalgia de vez en cuando, pero a menudo ese sentimiento desaparece y te diviertes muchísimo conociendo nuevos lugares.